El acontecimiento de La Francia, Córdoba, produjo 134 millones de pesos y tuvo una previa que fue todo un espectáculo y contó con la participación de varios reconocidos artistas.

 

La calma de La Francia apenas hace una pausa cada año en el último sábado de septiembre, cuando Don Florentino realiza su venta de sangre pura de carrera que ahora va por su 38ª versión. El movimiento de autos que llegan con compradores de todo el país es lo que altera un poco el ritmo afuera, porque todo lo demás ocurre puertas adentro del haras: el asado para 800 personas bajo una carpa interminable, los gazebos a pleno, una innovación en el ring de ventas rodeado de los boxes, para aplacar el sol cordobés.

José Luis Grimaldi, el Gringo, el patriarca del equipo que conforman Luis y Lucas, sus hijos, y Luciano, su nieto, se alista para empezar las operaciones, demoradas por los seis corderos y los cientos de kilos de carne que colmaron las mesas en la carpa. Un almuerzo que tuvo otros alimentos, pero para el espíritu.

Huilén Currá, semifinalista en el programa La Voz Argentina y tan popular que no paró de sacarse fotos con todos, cantó tangos –es su principal repertorio- como Barrio de Tango. El veredicto de Hugo Miguel Pérez, cuidador de Don Florentino y cantor, fue: “Muy buena voz para el tango”.

Otro bocado lo ofreció Homer El Mero Mero, un cantante de trap. Todos siguieron el ritmo con el pie mientras el trap habla de la dura realidad, pero de golpe le da un espacio a las carreras y el recitado deja aquellos temas duros para entrar en un oasis, y empiezan las sonrisas. Porque el idioma no cambia, pero lo entienden todos con sabiduría de turf.

Una milonga dice que “el 5 corre con Chupino dispuesto a dejarlos quietos” o que “Rodrigo Blanco está con el Firmamento y todos los boletos” o “con el 6 va el de Mamina”. Improvisa el Mero Mero y describe a “¿los patrones?, unos gringos dueños de Qué Vida Buena”. El desarrollo es un poema y el final fue de bandera, que “ganó el de Sueldo por hocico y con el Picante pegando con la gorra”. Antes, la sección folklórica la había cubierto Jorge Herrera.

Las operaciones, guiadas esta vez a golpes de un ejemplar del catálogo porque el talero que usa el Gringo siempre como martillo no estaba, arrojaron números altos. Con ese tono que mezcla humor e imposición, El Baccarat (Qué Buena Vida y Mi Nobleza, por Grand Reward), nacido en 2020, se vendió en 7.600.000 pesos, el precio máximo de la tarde en la que también se dispersaron destetes 2021, yeguas madre y un caballo en training, por un total de 134.480.000, con 2.537.000 de promedio. Los productos de 2 años se vendieron a un promedio de 3.576.000.

“Fue un remate muy fluido”, comenta Luis Grimaldi, veterinario y director del haras. “Eran 52 caballos a un promedio de 4 minutos por caballo, lo cual es buenísimo porque hubo muchas ofertas online”. Y sorprende cuando revela que “nos faltaron potrillos, muchos se fueron sin poder comprar”. Uno puede dar fe: alguno de los asistentes levantó la mano por no menos cinco ejemplares, sin éxito. “Los resultados en la pista son la base; somos facilitadores del propietario, no les ponemos ninguna condición que no fuera consensuada para comprar”.

Luis Grimaldi está feliz con el resultado pero eso no le impide ver el contexto: “Los promedios fueron buenísimos. La venta excedió las expectativas. Me hizo acordar al primer remate de Alpha Plus. Nosotros pensamos mucho en los compradores, que son los más perjudicados en el hipódromo con las restricciones para acceder a algunos sectores y el cobro anticipado para ocupar una mesa. En plena pandemia la gente siguió comprando y sosteniendo aún con escasas carreras”.

Las calles de La Francia ya tienen el movimiento cotidiano, con el impulso que, como se puede ver a cada paso, le da la intendenta Fernanda Grimaldi, hija del Gringo, hermana de Luis y Lucas. Las cloacas a punto de entrar en la tierra son un signo. Como lo es la venta de Don Florentino, cada vez mejor.