El contexto no ayuda, es cierto. Quizás ahora como nunca, si se observan las cíclicas crisis del turf en los últimos cincuenta años. Las penurias de la sociedad argentina en un país que funciona a los bandazos por los bruscos cambios en el rumboeconómico repercuten con más fuerza en actividades de las que un ciudadano puede prescindir cuando el agua empieza a taparlo. El entretenimiento es una de ellas. Las salidas a cenar cuestan más del doble que hace dos meses, por caso, y los supermercados dejaron de ser un lugar de paseo/aprovisionamiento. El tránsito entre góndolas es muy ágil. Demasiado.En ese panorama, el aficionado hípico medio ve que el bolsillo le queda más holgado y tiene prioridades que atender. Los promedios de recaudación por carreramarcan un descenso en La Plata y en San Isidro que no es tan dramático como para pensar que será una tendencia que continuará a partir de marzo. En el hipódromo de Palermo se observa en menor medida y lo mejor del escenario porteño es su poder de convocatoria: las reuniones de fin de semana y feriados cuentan con una concurrencia que denota un público más curioso que jugador pero le da un agradable movimiento a las tribunas. Algo que se ve en menor medida en San Isidro, excepto cuando se instalan las ferias gastronómicas y los juegos.

También en los studs se sienten los efectos de la declinación económica, pero más que nada en el personal de caballerizas. Se sabe como una verdad contundente, irrefutable,que los centros de entrenamientos y los haras emplean mano de obra no calificada, esa que no necesita una marcada capacitación previa. Es un oficio en el que se hace camino al andar y en el que los trabajadores que buscan superarse encuentran un primer ingreso y, quizá, un camino.

Un entrenador de los que ganan seguido en estos tiempos y trabaja para encumbrados propietarios, confesaba que la principal traba para sumar caballos a su cargo, como le ofrecían, consistía en lo difícil que es conseguir mano de obra. Y decía: “En el país hay dos generaciones que crecieron viendo cómo los planes sociales y los subsidios les dan el pan sin trabajar”. Esa situación se da en casi todos los ámbitos, pero en especial en las tareas del campo.

Otro caso con un cuidador se dio cuando esperaba en su auto que cambiara la luz del semáforo y le preguntó a uno de los muchachos que hacía malabares por unas monedas si quería trabajar, que en la villa hípica había puestos que ocupar. Todavía lo está esperando. Y no es solamente la falta de trabajadores lo que se advierte desde hace años, también los propietarios se desencantan con el nivel de los premios.

En la cría de caballos, en tanto, la coyuntura muestra una tendencia que se da desde los tiempos en que se optó por sincerar, según algunos criadores, la cantidad de nacimientos, que tuvo una explosión a principios de siglo con la estación de montas La Mission, donde padrillos como Giant’s Causeway y Johannesburg llegaron para competir con un líder como La Quebrada, entre otros establecimientos. De los casi 9000 nacimientos de aquellas temporadas increíbles estamos en 6259 el año pasado, según los datos que compila el Stud Book. 

Apunta Turf Diario que hubo una reducción del 7,5%respecto de 2022, cuando nacieron 6675 productos. De todas formas, la Argentina se mantiene como el quinto productor mundo y el primero en América del Sur, en un mercado en el que también los líderes que nos preceden, Estados Unidos, Australia, Irlanda y Japón, racionalizaron sus producciones. La cría de sangre pura, pese a las altas y bajas, es todavía un bastión del turf argentino.