Saltó desde la
categoría de perdedores a la segunda gema de la Triple Corona nacional para
hacerse notar con su desplazamiento.

La prueba predilecta del sábado en el hipódromo de San Isidro, confrontó a
potrillos de 3 años en recorrido de 2.000 metros, alzándose con la presea
dorada uno de los ejemplares menos apoyados en el cotejo con respecto a las
apuestas, Zodiacal, que con su atropellada convirtió un éxito soñado a sus
allegados, dejando una vez más en evidencia el hecho de que las carreras hay
que correrlas, pues, sin importar su falta de roce, puso contra las cuerdas a
los más capaces para ser protagonista absoluto.
Conducido por Luciano Cabrera, el hijo de Cityscape cuidado por Osvaldo
Dávila, viajó en posiciones intermedias en las primeras de cambio, mientras la
prueba se desarrollaba de manera “asombrosa”, ya que el favorito, Vespaciano,
salió desde temprano a pelear por la vanguardia, trenzándose en lucha con su
compañero de yunta, Kodiak Boy.
Al pisar el derecho, el representante de Los Dago intentó filtrarse por
líneas internas, pero se consiguió con un paredón de oponentes que no le
permitió escabullirse, sin embargo, su piloto sacó rápidamente hacia afuera
para tener libertad y pasar de largo en los 200 definitorios, cuando logró
desplazar a Irwin hasta sacarle 3 tantos de diferencia al momento de retratarse
frente al espejo. ¡Qué performance!
Al cabo de 1’59”22c, el nacido en
Wilgerbosdrift Argentina, puso su nombre en la historia de la hípica nacional,
y tras lo solvente de su conquista mantiene grandes expectativas para proseguir
con los éxitos. ¡Fue su 2º lauro en tan solo 5 actuaciones!