La tarde del sábado en San Isidro fue un tsunami de
emociones en diferentes planos, pero todas con una intensidad de aristas
propias e indescriptibles.
Las instalaciones del hipódromo recuperaron el calor del
público que, como hacía mucho tiempo no sucedía, hasta ocupó gran parte de la
vieja popular, aquella en la que muchos sintieron las primeras emociones como
aficionados.
La acción conjunta que realizaron el Hipódromo de San
Isidro y Revista Palermo (canje de un código impreso en la edición por un vale
para apostar o una suscripción web) resultó un éxito que sienta precedente para
seguir trabajando en un camino de interés mutuo con saldo positivo para los lectores.
No obstante, también cabe puntualizar que quedaron cosas
para corregir, en especial en los lugares en que se concentró la mayor cantidad
de aficionados y en casos puntuales de profesionales que no tuvieron lugar para
seguir la reunión. El up grade para las próximas jornadas es tomar la
experiencia y explorar la forma de expandir la oferta de servicios y atender
algunas cuestiones puntuales.
En la pista hubo cuatro competencias impresionantes y cada
triunfo tuvo una historia particular.
Llegaron al corazón los gritos de “campeón” y “rey de la
recta” con los que se recibió a Luthier Blues al regresar luego de la hazaña
del Unzué. La alegría no les cabía en el cuerpo a los suyos y cada gesto, cada
abrazo, cada sonrisa eran contagiosas.
Didia dejó a todos con la boca abierta con una tarea
impresionante de principio a fin. Su entrenador no le hace “corridas y
partidas” como lo marca el manual tradicional, sólo la varea. Así se lo indicó
ella. Así de sencilla es. Y la extraordinaria hija del majestuoso Orpen se las
trajo a la rastra dando un espectáculo de alta jerarquía.
Zillion Stars sumó una nueva victoria para ese enorme
cuidador que es Jorge Mayansky Neer, a quien todos los años lo vemos alcanzar
logros en la máxima escala. A veces se cae en la injusticia de naturalizar a un
ganador en todos los hipódromos, en toda distancia, y en todo tipo de
competencia como si fuera fácil. Habría que repasar cuántos entrenadores tienen
el palmarés del “Ruso”.
Y lo de Village King fue conmovedor. Verlo dominar y
rematar como lo hizo en su “último baile” fue un lujo para todos los presentes,
incluso para quienes fueron sus víctimas. Cuándo te gana “un grande” duele
menos.
Observar su mansedumbre cuando una multitud se le echó
encima con abrazos, caricias y besos para rendirle tributo al momento de entrar
al recinto de los vencedores provocaba la “frustración” de preguntarse… ¿Por
qué no habla?... ¿Por qué no puede expresarnos lo que está sintiendo? ¿Cuál
será el lenguaje en el que nos está diciendo…: “Gracias a todos. Este triunfo
también es del equipo que me acompañó?”… Es literalmente veraz que su expresión
era la de un campeón que sabía que había alcanzado un logro único y que todos
“esos humanos eufóricos” le estaban rindiendo homenaje a su alma y corazón de
formidable caballo de carrera.
También hubo espacio para las señales políticas. Estuvo
presente el presidente de la Lotería de la Provincia de Buenos Aires, Omar
Galdurralde, quien aceptó un breve
diálogo con REVISTA PALERMO. Sus brazos semi abiertos ofreciendo los antebrazos
y las palmas de las manos al frente cuando
lo consultamos por la aprobación de la aplicación para captar juegos en los
hipódromos resultó el puntito negro del día: “Es un objetivo a cumplir”, fue la
respuesta políticamente correcta, que traducida quiere decir… “no tengo
respuesta”.
Pero como dijimos en ediciones anteriores: hoy es tiempo de
resaltar una jornada inolvidable. La semana que viene volvemos a la dura vida
diaria…