Nos
enfrentamos nuevamente a “la diaria” que quedó en “stand by” por algún momento
pero que de ninguna manera desaparece por más algarabía que hayamos vivido.
Un
poco es lo que nos pasa hoy cuando la jornada del Gran Premio Carlos Pellegrini
(G1) 2021 ya es una página de gloria del turf argentino.
El
“lunes” volvimos a la realidad que sigue siendo abrumadora e inentendible a
partir de la prolongación de un status quo que nos condena.
Hace
dos semanas comenzó con sigilo la operación de las casas que ofrecen apuestas
deportivas on line. Ya es una realidad que en la Argentina se puede jugar al
resultado de un partido de fútbol, una competencia durísima para el juego
hípico.
El
lanzamiento se realizó con vuelo bajo. Prácticamente sin estímulo publicitario,
pero a paso firme y seguro.
Las
páginas habilitadas no ofrecen carreras nacionales, pero sí están habilitadas
para poner en su grilla competencias del exterior, aunque en el caso de la
provincia de Buenos Aires hay una inconsistencia jurídica con la Ley del Turf
que debe salvarse.
En
los hipódromos consideran que ser parte de estas propuestas on line no es
conveniente. Argumentan que sólo se cobraría un canon por permitir el uso de la
señal y que el juego no entraría al totalizador, con lo cual no derramaría en
el resto de los actores de la actividad.
El
objetivo central sigue siendo concentrar todo el juego de la Ciudad y de la
Provincia de Buenos Aires en la aplicación “Be Turf” y luego desde allí
establecer acuerdos con las provincias para extender el radio de acción.
El
plan es el mismo desde hace meses e inexplicablemente sigue frenado en la
Lotería de la Provincia de Buenos Aires. Además de “los caminos burocráticos”,
una de las tantas excusas expuestas durante este tiempo fue que la aplicación
tal como estaba concebida “rozaba el juego on line” y al no estar en marcha
esta modalidad podía haber problemas legales. Pero ese repetido absurdo también
quedó zanjado el 9 de diciembre cuando se levantó la perilla de las páginas de
apuestas.
La
situación no hace más que ratificar lo que venimos planteando desde hace
tiempo: la falta de interés por dotar a la actividad de una herramienta para su
desarrollo. Con la competencia de las apuestas deportivas a tan sólo un click
de celular la posición de la hípica queda muy debilitada y a esta altura ya
amerita una acción más firme de todas las instituciones.
Al
mismo tiempo urge que los hipódromos vuelvan a abrir sus instalaciones para
funcionar como agencias de venta de boletos en forma recíproca. A riesgos de ser
reiterativos, realmente es inentendible desde el más básico sentido común por
qué no se reabren estas salas.
Una
fuente irrefutable hizo foco en el personal para operar las máquinas
“vende-paga”. Asegura que los hipódromos están “eludiendo” ese costo porque el
plantel capacitado quedó muy disminuido luego de la pandemia y prefieren seguir
así y evitar el crecimiento de la plantilla y los costos laborales. “A eso le
tenes que sumar personal de seguridad, limpieza y hasta el costo del movimiento
del efectivo”, agregó.
¿En
serio pierden plata abriendo una sala que hoy es improductiva al estar cerrada?
Y si fuera así… ¿por qué no le dejan correr el riesgo a los privados y
facilitan la apertura, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires donde los
aficionados siguen tirados en la calle?
Nicolás
Ferro reemplazará a su padre en la conducción de la Gremial de Profesionales.
Durante la campaña coincidió con una buena parte del diagnóstico y prometió
ocuparse de temas de fondo. Confiamos en que cumplirá.
Juan de la Cruz Ramallo es la renovación dentro de la Comisión de Carreras de San Isidro y
también tiene una visión afín en muchos temas expuestos, especialmente en la
ampliación de los puntos de venta.
Ambos
tendrán la durísima misión de liderar un proceso de transformación que tiene
que darse sí o sí.
Pasó la fiesta, volvimos a la realidad. Por ahora los que siguen festejando son unos pocos y siempre los mismos. Pero como ingenuos soñadores nuestra esperanza de cambio sigue latiendo.