La estrategia fue pergeñada por el entorno del crédito de San Benito, a la luz de las ventajas que había dado el zaino al viajar más de lo aconsejable en el codo de las Guineas. La orden expresa de Carlos Daniel Etchechoury para Fabricio Barroso fue: "Vení más lejos si hace falta, pero evitá abanicar en el codo...", le pidió Dani al jinete oficial de la caballeriza de Andrés Basombrío.

Y la administración y la inspiración corrieron por cuenta del jockey, quien trajo incluso más lejos al hijo de Orpen, al punto de que antes de entrar a la recta estaba último. Poniendo un poco nerviosos a los suyos, pero sin abandonar los palos para no regalar un metro de más en el desarrollo.

Y la inspiración de Barroso afloró en la recta. Allí cuando sacó de los palos hacia mitad de cancha a Don Palco, mientras que adelante Imperador y Lauda Air dividían gritos como en el final de las Dos Mil Guineas (G1).

Pero fue todo inútil para los que habían dominado la situación. Cuando Fabricio Barroso puso a correr a Don Palco, este arrancó con una potencia imparable, la cual le permitió pasar de largo y como a postes al potrillo de Stud Rdi y al de La Providencia, y en el envión dejarlos segundo y tercero a 3/4 de cuerpo y 1/2 cuerpo, luego del muy buen registro de 1'47''58c. para los 1800 metros.

Así Don Palco se quedó con la antesala del Gran Premio Jockey Club (G1), la carrera de octubre para la que se ganó merecidamente una gatera. Como también se la ganaron Imperador y Lauda Air, los cuales aún en la derrota mantuvieron el nivel. Volverán a verse las caras nuevamente los tres muy buenos potrillos y quizá ahí vayan a tener que apelar a otras recetas para arribar a un desenlace victorioso.