Desde ya que ésta, la segunda conquista de jerarquía de su foja, no fue una más para el representante de Chelsea, porque la prueba de la que se hizo dueño con autoridad, eso hay que recalcarlo, es el inicio del camino para los stayers adultos que a fin de la temporada desemboca inexorablemente en el Gran Premio Carlos Pellegrini (G1).

Como de costumbre, Fantasioso de movió de menor a mayor en el desarrollo, como también como de costumbre Moscato Pizza enseñó el camino. Y lo hizo con un desarrollo a piacere el de Rubio B. y con Juan Noriega manejando el reloj cerebral.

En un tramo del desarrollo dio la sensación de que el vanguardista se iba a poner bravo en la recta, pero eso no sucedió. Y no sucedió porque Rodrigo Blanco empezó a hacer avanzar a Fantasioso por los 900, convencido en que el verdadero rival estaba adelante. Y por supuesto que el jinete cordobés de los mil regresos no se equivocó. Cuando proyectó al pupilo de Carlos Daniel Etchechoury -tuvo una tarde excepcional con 5 victorias- la atropellada tuvo destino de disco. En el preciso instante en que el reloj marcó el parcial de los 2000 metros, Fantasioso pasó de largo a Moscato Pizza y se encomendó a su disco más importante y el que le permite a su entorno aspirar a un sueño aún mayor. Milione se aprovechó del cansancio del que marcó el ritmo y logró un meritorio segundo a 2 cuerpos del ganador y 1 cuerpo por delante del caballo entrenado por los Maldotti.