Lo que no
es cierto es que no se pueda torcer el rumbo. Para eso es necesario y diría
imprescindible tener la claridad mental suficiente como para darse cuenta. En
lo que a nosotros como medio gráfico nos atañe es que el turf viene en caída
libre sin que quienes integran su desarrollo piensen en un tono abarcativo que
contemple no solo su quintita sino también la de sus vecinos. Quizá esto suene
un poco a queja pero no hay duda que sin tener una visión amplia del tema no
hay solución posible.
Para ser
más claros hablo de nuestro medio, la revista, que nunca recuperó su venta
previa al año 2020. Los jugadores desaparecieron, muchas agencias se cerraron,
los haras fueron achicándose o cerraron y las instituciones (léase hipódromos)
fueron cancelando la necesaria información hípica en los medios. ¿Es comprensible que puedan progresar sin una
publicidad para los clientes? ¿O directamente no les interesa y prefieren
cambiar el espectáculo que ofrece el turf por recitales y conciertos
aprovechando los espacios que el turf ha generado para su desarrollo?
Cuando
muchas empresas aprovechan estas infraestructuras para concretar sus negocios,
se resisten publicitar el turf por medio de una información, pero usan su patio
trasero. No quieren mezclarse con las carreras y prefieren no invertir en la
revista que utilizan los turfistas, prefieren traer celebridades que les
permitan hacer otros negocios. ¿Y los caballos de carrera donde aparecen?
Hace un
largo tiempo, cuando comencé a gerenciar la revista, una integrante de la
redacción, la señora Rosita, me dijo “los hipódromos, para difundir sus premios
y apuestas, te tienen que pagar lo que gastas del valor del papel, de manera
que lo que recaudas por la venta de revista te sirve para mantener la
estructura”. Claramente me explicó cómo funciona el negocio. Y si bien hoy
existen otros medios informativos está claro que los aficionados quieren tener
en las mesas y sobre sus rodillas en la tribuna la revista para saber cómo y a
qué jugar.
Los haras crían
pura sangre para correr, los hipódromos hacen carreras, reciben las apuestas y
organizan los entretenimientos y los aficionados lo disfrutan. Pero para que
esto funcione se necesita una información previa porque no sirve apretar el
botón de una maquinita o esperar que la bolita de una ruleta ocupe un lugar en
el casillero.
En fin,
necesitamos a la hípica en su conjunto y desde la Revista Palermo con sus 60
empleados realizamos nuestro mejor esfuerzo para poner todos los días un
producto actualizado al día en la calle.
Dr. Mariano Diez Ojeda
Presidente Revista Palermo