Carreras de las Estrellas se trata de caballos, vaya novedad. Al final fueron 60, para ser precisos en esta versión 32ª, al cabo de la reunión en el hipódromo de Palermo, una vez que se supo que hubo dos deserciones en las listas de seis Grupo 1 y un Grupo 3. También de jockeys es la cosa. Todos ellos, equinos y humanos, son sujetos que el público tiene bien presentes como debe ser antes de hacer una apuesta.
Pero las Estrellas agregan una electricidad, un vértigo. Todas en una tarde, donde se puede observar a Durazzo, Luthier Blues, Subsanador, Malibu Spring. El primero listo para enfrentar el Classic (G 1-2000 m) por primera vez pisando la arena para competir y reduciendo la pista en 400 m. Un desafío, como lo calificaron Héctor Cruz, su propietario y criador, y Rubén Rodríguez, el entrenador, quienes decidieron dejar la seguridad que les dio el pasto en San Isidro y se metieron en el trazado porteño con la única certeza de la clase del hijo de Fortify.
Con él completó un doblete Francisco Leandro Fernandes Gonçalves, el jockey más ganador, que había vuelto a empuñar las riendas hace un par de semanas, tras recuperarse de la fractura en una clavícula. No había podido montarlo en el Gran Premio 25 de Mayo (G 1-2400 m) el brasileño, que el sábado 25 tuvo una actuación acertada, en la que llevó siempre abierto a su caballo y le dejó un resto para aguantar la arremetida de Kodiak Boy.
La primera victoria de Gonçalves fue en el Distaff (G 1-2000 m), una hora antes. Aquí, por un error del programa, Soviet Catch (Catcher in The Rye) aparecía con Aníbal Cabrera en la columna del jockey. La incertidumbre se disipó sólo cuando las yeguas salieron al paseo y Francisco explicó que Api Pavlovsky, el cuidador de la yegua de Carampangue, le confirmó el compromiso. La otra, la del resultado en la pista, se dirimió por medio cuerpo ante La Validada (Valid Stripes), por la que sus propietarios -el stud Buenos Muchachos- debieron pagar 1,2 millones como derecho de inscripción, por no estar incluida en el programa de la Fundación Equina Argentina. Igual suma que obtuvieron por el 2° puesto (salieron ancar).
El mismo requisito debieron cumplir los dueños de Malibu Spring (Greenspring), con la caballeriza El Irlandés a la cabeza. En su caso fueron 1,5 millones y la victoria del pupilo de Marcelo Sueldo por cinco cuerpos en el Estrellas Mile (G 1-1600 m) – Auspiciado por Revista Palermo, le dio sentido a la inversión: cobraron 4.350.000 de premio. Claro que también hubo “resarcimiento” deportivo. Malibu Spring corrió seis veces en tres años, cuatro en los últimos dos meses y monedas. Había estado mortificado por una fisura en un sesamoide y el consiguiente estrés de la entrecuerda. Sólo tiene una derrota el alazán. Hielo, trabajo y tenacidad abundaron en la villa hípica de San Isidro alrededor de un caballo que, como confiaba Sueldo, tenía el motor y el corazón intactos.
El Gran Premio Estrellas Sprint - Copa Sr. Luis Villamil (G 1-1000 m), como la abrumadora mayoría de las cumbres para velocistas, está condenado a las últimas instancias de un festival de clásicos, como el del República y el Pellegrini. Hacía frío intenso a esa hora de la noche incipiente, se sabe desde los últimos 40 días esto. Aquellas series célebres de Palermo y San Isidro se hacen en tiempos más benévolos. Una figura descomunal como Luthier Blues (Le Blues) se ganó el derecho a correr ante una multitud entusiasmada por ser parte de un hecho fuera de lo común, no solamente ante muchos fieles estoicos.
Lo cierto es que el increíble caballo del stud Kirby’s, de Azul, criado en el haras El Paraíso, superó una montaña rusa de situaciones con su jockey. Brian Enrique, el jinete de sus ocho triunfos al hilo, no pudo correrlo por su compromiso con el stud Gran Muñeca y la yegua Madonna Key (Key Deputy), entonces fue comprometido Jorge Peralta, pero tuvo una caída –sin consecuencias importantes- en la 6ª carrera. Por eso, hubo un “tercer piloto” para Luthier Blues, Rodrigo Blanco. “No es lindo ligar una monta por el accidente de un compañero, por eso no festejé, no era mío el triunfo”, dijo el cordobés después y aclaró que es un caballo “que lo hace todo solo”, aunque se vio cómo lo acomodaba tras una largada floja. Hubo otros dos accidentes con Rolando Frías y Juan Cruz Villagra, quienes tampoco resultaron con lesiones de consideración.
En el Juvenile (G 1-1600 m), el entrenador Nicolás Martín Ferro no quiso arriesgarse a que Gonçalves no llegara con 10 puntos y puso en la montura de Subsanador (Fortify) a Eduardo Ortega Pavón y su victoria acerca al potrillo al título de campeón 2 años. Luego, en el Juvenile Fillies-Copa Dr. Pedro Blaquier (G 1-1600 m), Cristian Velázquez conservó la monta de Nueva Fragancia (Hurricane Cat) y la llevó al triunfo de nuevo. La defensora de Rodolfo Pedro pasó a la fuerza entre dos rivales y ganó por un cuerpo y medio sobre Lovely Face la carrera más abierta de la tarde, aún con sólo seis potrancas y le dio al stud que atiende Edgardo Martucci y que defiende también Nievre (Catcher in The Rye) un éxito con esperanza de doblete, que no se concretó.
Los que sí lo lograron fueron el haras El Paraíso y el padrillo Le Blues, que se unieron con Luthier Blues y Labrado, el ganador del Clásico Estrellas Junior Sprint (G 3-1000 m). Sin embargo, Victoria Duggan, que maneja El Paraíso con Pablo Duggan, su marido, quiso destacar a Sebi Halo “que ya está superando a Intérprete como abuelo materno y 7° en la estadística”. Nace otra dinastía en la histórica cabaña que fundó Ernesto Pueyrredón, padre de Victoria.