Justo cuando parecía que podía archivarse la
frase “Turf del Interior”, y reemplazarla por el más sencillo “Turf”, a secas, sin
sectorizar a la industria que tanto se defiende desde adentro y promueve la
unidad, los hipódromos centrales y algunos de la provincia de Córdoba mostraron
que todavía el camino unívoco está lejos de verse.
A grandes trazos, el desencuentro se reavivó
cuando la Fundación Equina Argentina (FEAR) anunció que ante el interés de los
Jockey Clubs de varias provincias de sumarse al programa de clásicos de la
entidad debía reducir su aporte a la bolsa de premios, que era obligación por
partes iguales con cada hipódromo, al 40 por ciento -por tener que agregarlos
cn la misma base de ingresos-, lo que generó un reclamo de los directivos de
algunos Jockey Clubs cordobeses que argüían un incumplimiento sobre lo que se
había acordado. Es decir que el aporte pasaba del 50 % al 40% para que las
cuentas cerraran.
Solo Villa María aceptó la nueva condición.
Córdoba Capital, San Francisco y Río Cuarto mantuvieron su posición en contra
de la medida y así salieron del circuito de clásicos que la FEAR programó para
2023. “Tres caballos corrieron el Clásico Apertura Estrellas en La Punta, que
tiene seis carreras de la FEAR este año”, se escuchó la protesta de un
dirigente “descarriado”, que pertenece al sector que puntualiza que, en
noviembre, en Villa María, “avisaron la
reducción del aporte cuando estaba todo cerrado”.
Los hipódromos de la liga cordobesa recordaron
que el cronograma original preveía cuatro clásicos en La Punta, tres en San
Francisco, dos en Río Cuarto y Villa María cada uno, dos en Tucumán, dos en
Azul, uno en Gualeguay, uno en Córdoba Capital y uno en Santa Rosa. “La FEAR
esgrimió que bajaba la cantidad de sedes para que pudieran ingresar Mendoza y
San Juan, por razones presupuestarias”. Además la liga señaló que para compensar
la reducción de los tres principales hipódromos de Córdoba se le dieron siete 7
fechas a San Luis, donde se armó el primer clásico de la temporada, el domingo
pasado, con un caballo de San Luis, Córdoba y San Juan cada uno.
La liga propuso, en una nota que firmaron Hugo
Gentile (presidente del hipódromo de Río Cuarto), Lionel Gutiérrez (hipódromo
de Córdoba), Marcos Rodríguez (Villa María) y Andrés Balkenende (San
Francisco), que Córdoba, Villa María y Río Cuarto se quedaran con una carrera
cada uno y San Francisco con dos, y que se mantengan los fondos dispuestos,
para “cumplir con el compromiso asumido con los propietarios y criadores; la
respuesta fue bajar a San Francisco del presupuesto y avisarle al resto que
debían asignar a los premios el 60 % de la bolsa en lugar del 50%, alegando que
era una cuestión de fondos, en medio de un aumento del 65% en la cantidad de
inscriptos y del 100% en los premios de la doble jornada de Carreras de las
Estrellas”.
Esta coyuntura se mezcló con la cuestión de
siempre, insoluble, de las apuestas que se hacen en las provincias y no entran
en los totalizadores de Palermo, San Isidro y La Plata, entonces ¿quién puede
evitar con argumentos concretos que la decisión de la FEAR no es en represalia
por las trabas que existen para canalizar lo apostado hacia los totalizadores y
no como un tributo arbitrario al organismo que debe controlar la actividad en
lugar de ser socio? Lo que se juega en Córdoba, por caso, abona el 10% a la
Lotería provincial como impuesto, y los hipódromos lo justifican en que esa
suma vuelve en gran parte para engrosar los premios. “El juego debe ser uno solo
y que participen a cada provincia con una suma en base lo que apuesta, para
organizar carreras y mantener el hipódromo”, aspiran de todas formas en el
Interior.
El Turf, así, con mayúscula, está lejos de
armonizarse y buscar una solución en común. Todos saben cuáles son los pasos
que hay que dar en esa dirección. Pero da la impresión de que ninguno quiere entregar
el primero y entonces el objetivo aparece cada vez más lejano, en lugar de
verse más cerca, si se avanzara, en lugar de retroceder.