En poco tiempo más, Marcelo Quinteros
atravesará la experiencia por la que algunos años antes pasaron sus colegas
Juan Carlos Noriega, Juan Cruz Villagra, Wilson Moreyra o Iván Monasterolo (sólo
por citar algunos de los ejemplos más emblemáticos). Es decir que meterá en una
valija sus pertenencias, también muchas ilusiones, y emprenderá el viaje desde
Río Cuarto, Córdoba, hacia Buenos Aires, y con un claro objetivo: triunfar en
el turf grande de la Argentina: “Sí, a mediados de mes tengo planeado ir para
allá. Cuento con el apoyo de toda mi familia y estoy arreglando los detalles
para ver a dónde quedarme”, adelanta el joven que parece alto para jockey pero que
lo compensa con sus 51 kilos.
Perteneciente a una estirpe de pilotos que
incluye a sus tíos Roberto, Gustavo y Facundo, “Titi” -así el apodo que le puso
una vecina- comparte con los nombrados al comienzo un inicio forjado en
escenarios del interior del país. Y en su caso, con la provincia de Córdoba
como epicentro: “Hice la escuela en Río Cuarto y con mi tío ‘Lole’ -así conoce
la afición a Roberto, profesional que tuvo un recordado paso como jinete en los
máximos hasta que un accidente truncó su carrera- como profesor, y por suerte
tardé poco en ganar la primera carrera”, recuerda el hijo de Natalia Reina y Diego
Quinteros, otrora habitué en los festivales de jineteada y hoy domador de
caballos de polo y de campo.
El más chico de los Quinteros se hizo
conocido en Buenos Aires el 19 de diciembre cuando en su debut en el Hipódromo
Argentino dio doblete con los ejemplares Guapa Mireya y Camus Superior,
ganadores de los especiales Luis Bonetto y Provincias Unidas, los cotejos más
salientes de la jornada que, como desde hace varias temporadas, tuvo como
protagonista al turf del interior.
En el caso de la carrera sobre 1800 metros
en la que el cordobés se impuso por la cabeza sobre Memo Spring con el gran
favorito, tras cruzar el disco tuvo un gesto que lo pinta de cuerpo entero: le
dio la mano a su vencido, su colega Leopoldo Armoha: “Es que adentro de la
cancha competimos, pero afuera somos compañeros, amigos”, afirmó sobre una
camaradería que se da naturalmente más allá de raras excepciones.
A la hora de aprender, Quinteros se
reconoce un observador de todos sus colegas, pero hay uno al que mira con especial
atención: “A Juan Carlos Noriega, porque él es mi ídolo”, asegura quien compite
en Río Cuarto, Villa María, Córdoba, General Cabrera y La Punta, San Luis.
En unos días y como alguna vez lo hizo el
propio “Chupino”, Marcelo Quinteros iniciará una etapa muy importante para su
vida y su carrera. Esa que tal vez lo lleve, como sucedió con sus antecesores,
a convertirse en uno de los grandes nombres del turf argentino. Quizá sea otro
de los grandes embajadores de La Docta, esa provincia que desde hace ya varios
años nutre a la actividad con los mejores jockeys.