Jorge Valdivieso maduraba la decisión desde diciembre. El motivo lo traía desde un tiempo más lejano. La retinitis pigmentaria (inflamación de la retina, un mal congénito) no le impedía al ex jockey ejercer su tarea como juez de raya en San Isidro, pero él quería que nada se interpusiera en un trabajo que asumió con el mismo profesionalismo con que empuñaba una fusta. Entonces optó por dejar su puesto en la casilla y desde el sábado lo reemplaza Eduardo Liceri, Fuchi, otro ex jockey consagrado.

“Me iba a ir en diciembre y el Jockey Club me pidió que me quedara enero y febrero”, afirma Valdi. Y se pone más enfático cuando agrega: “No me fui por lo que pasó en el Jockey Club (G 1), porque no nos sentimos mal por esa situación. La decisión aquella vez fue de la Comisión de Carreras, como debe ser, nosotros contamos lo qué pasó. Lo que se ve, se ve, y se aplicó el reglamento, pero siempre los comentarios son sobre los que están en la casilla”.

Huelga decir que Jorge se refiere al distanciamiento de El Musical en la segunda etapa de la Triple Corona, que derivó en una escandalosa agresión de varios allegados al caballo de Mamina a la torre de la raya. 

Con una bajeza miserable, el principal propietario del stud Mamina hizo mención en una entrevista con el noticiero de Telefé a que un veedor de esa carrera tiene reducida la visión y mencionó sin ambages a Jorge Valdivieso. “Yo no me escondo, si tengo un problema en los ojos, lo digo. A mí me sacaron un Nacional por distanciamiento; qué le vas a hacer, el mío molestó”. Eso fue en 2011, cuando Val Champ, entrenado por Valdi, encerró a Lange, que quedó clasificado en la primera posición. 

A Jorge le preguntaron sobre Fuchi para que tomara su lugar; con él hizo la Escuela de Aprendices. “Su vida es intachable, ideal para que esté allí”, opina. “Lo único que sabemos es andar a caballo y algo hemos aprendido. Soy un agradecido por todo lo que me dieron los propietarios, el público, los hipódromos”. Antes de adoptar la determinación, Valdivieso habló con Miguel Careri y Nahuel Mazzeo, sus compañeros en la tarea de observar las carreras para que ningún detalle se escape. “Les dije ‘ustedes ven muy bien las carreras’. Nahuel sabe mucho y además hace los programas en San Isidro, conoce todos los caballos. Solo les faltó correr. Es muy difícil errarle trabajando con los dos”. 

La experiencia es muy importante para Jorge, pero no lo único para ser juez. “Muchas veces los jockeys pierden por cuidar al compañero. No todo es juego o trampa”, dice. Una sabiduría que San Isidro no quiere perder. “Juan de la Cruz Ramallo -presidente de la Comisión de Carreras- me pidió que no me vaya del Jockey Club, para supervisar cuestiones de las carreras, los jockeys, las pistas, y me gustó mucho la propuesta”.

EL ENTUSIASMO DE LICERI

A Eduardo Liceri, la otra pata de esta historia, se le pregunta medio en broma, si va a aprovechar su nuevo rol para dormir un poco más, dado que hasta ahora fue asistente de Jorge Mayansky Neer, tras colgar la fusta. “Bueno sí -responde-, después de madrugar 50 años... Arranqué el sábado en San Isidro; un mes antes estuve yendo a ver cómo era el trabajo. Nahuel y Miguel hacen un muy buen equipo, me recibieron bárbaro. Hace un mes que estoy, es algo nuevo, diferente, me gustó la propuesta, empezamos algo nuevo; estoy agradecido”. 

Y repasa Fuchi: “Tenemos con Valdi una amistad que viene de la Escuela de Aprendices. Esto es otra cosa, pero es turf, donde uno estuvo toda la vida. Llevaba 23 años con Mayansky y ahora sigue de asistente Jorge Caro, que va a hacer las cosas bien”. Respecto del primer día de trabajo en la casilla, Liceri detalló: “Fue un día normal de carreras; hay que estar atento a las reglas nuevas del uso de la fusta y los tapones en los oídos, sobre todo. Hay que trabajar con responsabilidad”.

Liceri recordó que Ignacio Bebe Correas y el entrenador José B. Irazusta le abrieron las puertas de Las Ortigas cuando tenía 14 años hasta que dejó de correr. “Tuvimos una relación de mucho cariño con él y con Héctor Del Piano, al que sigo viendo. Bebe fue un emblema”. No se olvida Eduardo Liceri de dónde vino, por eso valora el presente. 

El mencionado Miguel Careri confía en lo que pueda aportar el nuevo miembro del vital departamento a su cargo. Y también en el futuro de Jorge Valdivieso: “Su palabra es muy respetada; no es lo mismo que vaya a hablar yo o Nahuel con un jockey, que lo haga Jorge”, asegura.  

Se alejó de la función vital en las carreras de caballos una gran persona y enorme profesional. Lo reemplaza otro, de idéntico perfil. No hay más que agregar.