Errante en el calendario, fluctuante en su
distancia, el Gran Premio República Argentina, en su historia de más de
cuarenta años, nunca estuvo tan consolidado como ahora, cuando la discusión sobre
la fecha y la distancia se va diluyendo después de los remezones que la
signaron. Ya su creación había sido forzada por causas ajenas a un turf tan
rico como el nuestro. El país, sacudido por los cambios políticos, le hizo
sufrir a la carrera un parto con fórceps: el peronismo cerró el hipódromo de
San Isidro, del Jockey Club, en los tiempos de Juan Domingo y María Estela
Martínez, y el gobierno militar que lo siguió lo devolvió, en un trámite que
duró más de tres años e incluyó el lapso que llevaron las remodelaciones, con
la administración restituida al club fundado por Carlos Pellegrini.
A fines de los 70 la restauración de San
Isidro ya había derramado en la tecnología, entonces en la reapertura del
hipódromo debutaron las apuestas exacta y trifecta y la informática reemplazó a
los talonarios de boletos por máquinas que expendían tickets y pagaban los
vales ganadores. Menos sofisticado, el Gran Premio República Argentina debía
llenar el vacío que dejó el Pellegrini con su escenario clausurado. Así, en
1979 se le había adosado el nombre de “Carlos Pellegrini”, con lo que se
convirtió en el clásico de más largo título: Gran Premio República Argentina -
Carlos Pellegrini, que ya no tendría razón de ser en 1980, cuando los
tradicionales 2400 metros volvieron a cerrar una temporada con el espectacular
final entre Mountdrago y Regidor en el césped del Norte. Propicio fue el
ganador en la segunda versión del República hace cuarenta y tres años, con
Vilmar Sanguinetti en las riendas. Era un tiempo en el que la bolsa de premios
alcanzaba los 500.000 dólares, con 300.000 para el primero. El República Argentina
estaba entre las carreras más ricas del mundo.
El gran premio, sin el ancla de un nombre
que es reconocido en el mundo como la nave insignia de las carreras de caballos
en la Argentina, transitó el sinuoso camino de encontrar su lugar en el
almanaque, y el salto de los 3000 metros en los que se impuso Fain en 1986, a
los 2000 actuales, con la victoria de Nievre en 2022, pasando por los 2500 de
Badajo, el último ganador en ese tiro, en 2006, con el que finalizó la etapa de
la primera reducción a 25 cuadras. También en este recorrido se produjo la
primera victoria de un caballo extranjero, el chileno Cayumanque, que se impuso
hace 30 años.
Las modificaciones que introdujo por
entonces Palermo, impulsadas por Antonio Bullrich, ya presidente de la Comisión
de Carreras, hacían crujir las estructuras de los hípicos, por más que el
República Argentina era un clásico joven, sin la prosapia y con más cambios que
lo que una carrera seria toleraba. “La distancia [2000 m] es la ideal y no lo
vamos a cambiar más de fecha”, decía Bullrich.