El rédito que
dejó la gran jornada del 25 de mayo en San Isidro fue más generoso en lo
competitivo que en lo monetario, que fue muy bueno en verdad, pero no pudo
evitar el obligado bajón que supone el mal tiempo y que dejó menos gorda que lo
esperado la billetera del Jockey Club. La expectativa era que se llegara al 35%
de la recaudación en el hipódromo, pero la menor cantidad de público conspiró
con ese objetivo, aunque de todas maneras hubo un incremento respecto de las
reuniones en general.
“Tuvimos una muy
buena recaudación; pudo ser aún mejor pero la lluvia hizo que mucha gente no
viniera. Es un día en el que lo normal es que se juegue el 35% de lo que se
recauda y al final fue del 30%, algo se perdió”, explica Juan Mariano Villar
Urquiza, presidente de la institución madre de las carreras. En las reuniones
no extraordinarias se suele generar en el hipódromo el 20% del total del juego.
El 25 de mayo pasaron $ 300.982.100 por todas las bocas de captación.
Es cierto que
este tipo de reuniones son capaces de atraer más público a las tribunas, como
también lo es que los nuevos medios de acceso a las apuestas hacen que los
aficionados se sientan menos inclinados a asistir al espectáculo. La pandemia
también colaboró, pero a no victimizarse: la home-office, por caso, llegó para
quedarse.
Otro fenómeno que
en rigor no tiene nada que sorprenda, lo ofreció el hecho de que el Clásico
Fondistas Provinciales, la carrera reservada a caballos que hayan tenido
actuación en el Interior, fue la segunda en movimiento de apuestas del día. Con
unos 25 millones de pesos en todas sus jugadas, sólo la superó en ese ítem el
Gran Premio 25 de Mayo, el clásico principal del programa, que sumó 27
millones.
Si bien es cierto
que “los forasteros” ya no son un “misterio” en un turf informatizado -aunque
tironeado por algunos anacronismos-, parafraseando una sección que dateaba
con los caballos de las provincias que aparecían de sopetón en los programas de
los hipódromos centrales, se sabe que el cliente del turf juega sobre un cierto
conocimiento de los que defenderán su postura. También es verdad que este tipo
de pruebas atraen a los que prefieren andar por el risco y buscar lances, y que
esta carrera federal tuvo interés mayor tierra adentro.
San Isidro y
Palermo entraron en una dinámica de enfocarse en el turf regional con
incentivos para llevar al Centro a los mejores. Hasta hace unas décadas, el
Provincias Unidas y sus satélites, los Encuentros Provinciales, eran el
tradicional punto en el que se celebraba al turf del Interior. La Fundación
Equina Argentina suma desde su origen el Clásico Estrellas Provincias
Argentinas y más recientemente está ofreciendo un programa clásico que se
esparce por toda la geografía hípica del país y agrega sedes cada año. De la
liga de Córdoba (los hipódromos de Río Cuarto, San Francisco, Villa María y
Ciudad de Córdoba) salen espectáculos atractivos y por añadidura caballos
respetables.
Ahora, Hipódromo
Argentino de Palermo acaba de lanzar los especiales Encuentro Provincial
Invierno, dos carreras de 1000 m: una para productos, con 3,4 millones de
bolsa, y la restante para caballos de 3 años y más, con 2,55 millones, por
correrse el domingo 25 de junio, el día siguiente de Carreras de las Estrellas.
Ambos especiales clasifican para el denominado Especial Encuentro Provincial, La
Finalissima del Interior, por correrse en enero próximo. Las inscripciones
cerrarán el lunes 19 de junio.
Hay un foco
novedoso en las carreras, no por las iniciativas en sí, que ya tenían su andar,
sino por la mirada para adentro. En buena hora.