Al fin pudo retomar la senda del triunfo Labrado. El hijo de Le Blues atravesaba su mejor momento en 2022 cuando su indocilidad le jugó una mala pasada en San Isidro donde se disparó de los partidores del Gran Premio Félix de Alzaga Unzué (G1).

Y este año tampoco lo arrancó de la mejor manera. Perdió el invicto ante su hermano paterno Luthier Blues, que lo venció por el pescuezo en el Clásico Irlanda (G3), y luego cayó por la cabeza ante esa gran yegua uruguaya que es Girona Fever en el Gran Premio Ciudad de Buenos Aires (G1). Pero esta vez se le dio.

Con partidor externo, no hubo como frenar al potente representante de la caballeriza Don Ariel, que, guiado como siempre por Wilson Moreyra, salió al frente y así llegó en el kilómetro del Clásico Coronel Pringles (G3), el segundo cotejo jerárquico del viernes palermitano.

Lo intentó seguir en un principio Humor Sabatino, luego Comopudosucederme, pero ninguno pudo con él y así fue que se quedaron sin fuerza en los tramos decisivos en los que atropelló desde más atrás Señor Artista para adueñarse del segundo puesto a cinco cuerpos del vencedor.

Todo en el excelente registro de 53”18/100, a 12 centésimas del récord que comparten Rufus y Tristeza Cat.

 “Lo vi como en sus mejores momentos. Tiene algunos problemas de conducta, pero es todo manejable. Es un caballo brillante. Ahora apuntaremos a la Carrera de las Estrellas”, señaló Angel Bonetto, trainer del crack.

Sexto triunfo en ocho presentaciones para el caballo criado en el Haras El Paraíso, cuarto en el terreno jerárquico en el que acumula dos cotejos de grado máximo: los GP Suipacha y Maipú del 2022.

Es sin duda el mejor sprinter de la actualidad y tendrá una buena oportunidad de ratificarlo en el Sprint (G1) de las Carreras de las Estrellas.