El turf cierra filas por una causa que moviliza, un motivo que vale mucho. Sin condiciones. No ocurre seguido. Quizá la última vez fue cuando una medida tomada en la provincia de Buenos Aires, por la que se recortó el aporte de las ganancias de los bingos a los hipódromos bonaerenses, durante la administración de María Eugenia Vidal, generó protestas que incluyeron multitudinarias movilizaciones de caballos en el campo de entrenamientos de San Isidro. Aquella fue la reacción ante una medida errónea, tomada con desconocimiento del tema, improvisada y despreciando a la hípica con rancios prejuicios, ignorando que no se toca un centavo de los impuestos que pagan los contribuyentes, como demagógicamente se esgrimió entonces. Una medida que, cabe aclararlo, el actual gobierno bonaerense, con Axel Kicillof a la cabeza, nunca revirtió, a pesar de su declamado acercamiento al turf. La convocatoria al remate de servicios para ayudar a la familia de Florencia Giménez escapó de los cálculos más optimistas de Enrique Sauro, el ideólogo y organizador de la venta, que se detalla en esta edición de PALERMO BLANCA. Los padres de la jocketa que sufrió un grave accidente el 17 de abril, en el hipódromo de Palermo, viven y trabajan en Mendoza, y la situación les demandó un desarraigo urgente. En el estado de Flor, esas manos que aprietan las suyas son imprescindibles en la recuperación. A tal punto fue el aluvión solidario, que despertó contribuciones hasta de los criadores más modestos, que se sumaron a instituciones y empresas para colaborar. Sauro es manager de Rubio B., la caballeriza con la que trabaja la jocketa -entre otras- el apéndice de La Pasión en las carreras, y adelantó que en la eventualidad de que Florencia no pueda volver a empuñar las riendas, podrá seguir vinculada al turf desde otro lugar. El veterinario es el motor de la iniciativa, sobrino del recordado Cayetano, jockey estrella en los 50 y 60, que tuvo un grave accidente que le imposibilitó volver a correr y lo dejó postrado. “Yo no lo hago por mí pero lo viví con mi tío; no quiero ser la bandera sino un instrumento”. Y menciona a una persona que, como tantos, prefiere no aparecer, fiel a su perfil bajo. “Fue muy importante en todo esto Manuela Basombrio, que habló con la familia para que accediera, por su amistad con Florencia. Ella consiguió que Florencia pudiera hacer la rehabilitación en Fleni”. Manuela es una turfista apasionada, constante, e hija de Andrés, titular de San Benito, tiene asistencia casi perfecta en las carreras de la divisa y en las premiaciones -son abundantes-. Ojalá no se moleste por esta mención, al igual que Graciela, la mujer de Sauro, que con su fe pidió estar al lado de Flor en el sanatorio y sintió cómo le apretaba la mano que le había tendido. Y como todos los que donaron servicios pidiendo que no se los mencionara. De todas esas circunstancias se nutrió la idea de Sauro, que se ilusiona con que el emprendimiento “sirva para unir a la actividad”. La Argentina no tiene una “supra entidad” que nuclee a todos los actores de las carreras de caballos como en Estados Unidos y Europa, con la NTRA (National Thoroughbred Racing Association), France Galop o la BHA (British Racing Association), por mencionar algunas de las que promueven estándares para el cuidado de los profesionales. La solidaridad, ese mecanismo que se activa ante situaciones límite, suele cubrir ciertos agujeros para que las desgracias sean menos dolorosas.