Pero de regreso a la pista de una de sus actuaciones cumbre, donde el año pasado había secundado también al tordillo de Parque Patricios en el Gran Premio Dardo Rocha (G1), nada menos, el hijo de Suggestive Boy y Vieja Iguana consiguió en el Clásico Antonio Cané (G3), estelar del Hipódromo de La Plata, esa primera victoria de jerarquía que se debía y nos debía.

Sin renunciar a sus formas allí salió a beber vientos desde el vamos el zaino, conducido con la confianza de siempre por Wilson Moreyra que le alivió el esfuerzo y le ahorró energías hasta el ingreso a la recta. Y por más que Super Inter, Galan Gales y Super Barty, cada cual a su vez, quisieron darle alcance a lo largo del recorrido, prácticamente nunca lograron tomar contacto con el pupilo de Jorge Mayansky Neer. Al que en pleno codo ya se lo veía ganador. Una apreciación que cobró aún más cuerpo cuando los ejemplares entraron en la recta final.

En ese último tramo de la carrera Lagarto Boy acalambró a sus rivales, y Wilson lo movió esos metros finales con el objetivo de que el ejemplar demostrara lo que tenía y se agrandara. ¡Y vaya que lo hizo! Se despegó de sus perseguidores de una manera notable, estiró claras ventajas y en final alcanzó su cuarto disco triunfal con 10 cuerpos de diferencia sobre Galan Gales, en un registro de 2'09''67c. para los 2100 metros.   

A partir de esta tan esperada como merecida primera conquista jerárquica y a la luz de la experiencia que acredita en la materia, el horizonte en las largas para Lagarto Boy se presenta muy amplio e invita a soñar en grande.