Más que un reclamo gremial, más que el pedido de una mejora salarial, más que el caos que se generó en una actividad como el turf, que no puede darse el lujo de perder un solo día de trabajo y que no está para tirar manteca al techo porque le sobraran recursos, lo que deja el paro de la Asociación de Vareadores de La Plata, que impidió que se realizara la reunión del jueves 10 en La Plata, es que el hipódromo volvió a ser rehén de intereses sectoriales, alejados de la unión de los actores que se pregona para hacer frente a los problemas comunes.

Es tal el entramado de situaciones que se hace difícil explicar por qué se llegó a esta situación límite. Hechos que deberían ser comprensibles para mentes abiertas, que quieran arribar a una solución que -de nuevo- beneficie a todos, desembocaron en una medida propia del sindicalismo de estos tiempos, para el cual no existen planes de lucha con protestas progresivas, sino el golpe que cierra todas las puertas.

Todo rociado con dosis de desconfianza que sirven para disfrazar la falta de razonamiento. Los trabajadores reclaman el pago de los premios de dos reuniones de fines de junio, que ya deberían haber sido abonados. El hipódromo de La Plata alega que dispone de los fondos para ello, pero que la liquidación no se puede hacer efectiva hasta que el laboratorio responsable de los análisis a los caballos dé los resultados, para filtrar a posibles infractores.

El laboratorio del hipódromo de San Isidro, encargado de los análisis, debió enviar esos resultados a los 21 días de las carreras, pero los dos cromatógrafos de que dispone sufrieron desperfectos con 24 horas de separación entre ambos y la falta de repuestos por las restricciones para importar demoraron las reparaciones.

Eso comunicó el Jockey Club Argentino en una carta firmada por su presidente, Juan Mariano Villar Urquiza, y eso explicaron los directivos del Bosque, encabezados por el administrador, Mariano Cowen. Luego, el representante de los vareadores, Lucas Vera, anunció que la medida de fuerza de hoy se llevaría a cabo de todas maneras y Matías Guzmán, de la Unión de Profesionales, dijo que “acompañaba”, pero que no estaba de acuerdo con un paro. Los jockeys, en efecto, estaban listos en su vestuario para salir a la pista.

Cabe señalar que los controles químicos se efectúan sólo a 1° y 2° de cada carrera. Bernardo Lalanne, subadministrador de La Plata, explicó, en ese sentido: “Lo más llamativo de esta actitud gremial es que por ley no podemos pagar 1° y 2° sin liberación del dóping, pero la monta perdida, los incentivos, y los premios de 3°, 4° y 5° se abonan a las 24 horas”. Para Lucas Vera, este “no es un paro político, como dijo el administrador, sino un justo reclamo de los trabajadores”. El administrador Cowen lo había calificado así porque “San Isidro paga con el mismo atraso y no le hacen paro”, y, al igual que Lalanne, opinó que la fecha elegida, cercana a las elecciones en el país, no fue casual. Incluso, se mencionó a la interna de Juntos por el Cambio entre Julio Garro, que busca su tercer mandato como intendente de La Plata, y el senador provincial Juan Pablo Allan, como una prenda del conflicto.