Siete representantes de la generación 2020 pisaron por primera vez el césped norteño en la tarde nublada en la que la mayoría de los cotejos de la reunión de 16 competencias se pasó a la arena para preservar la pista principal. Y en esa superficie Durmia, Rugiente y Salteño Pass se sacaron chispas desde el vamos, exhibiéndose como los más ligeros, mientras el resto se iba acomodando a medida que el recorrido se iba consumiendo.

Y precisamente uno de los que se fue amoldando de a poco a lo que le permitía el trámite de carrera fue Sr Suffolk, que con un jockey experimentado como Francisco Gonçalves se fue abriendo camino de manera gradual, para desarrollar todo su potencial de los 300 a la raya, y para pasar del penúltimo al primer lugar en ese corto tramo.

Cuando parecía que el segundo éxito jerárquico de Salteño Pass -había ganado el Clásico Velocidad (G3) en este mismo escenario- era un hecho, entró en escena el hijo de Portal Del Alto criado en Haras Cardenal y en el disco puso medio pescuezo delante del favorito, cerrando el telón en 59''04c. 

Además de sumar el primer éxito por encima del llano, Sr Suffolk se cobró revancha de Durmia, que lo había derrotado en ocasión de su reprise y la que en esta ocasión cruzó quinta del ganador tras haberle puesto ritmo al desarrollo.

"Ganó temprano y la intención era correr el Luro, pero empezó a atrapar la epiglotis, hubo que operarlo y fue el doctor Dodera quien llevó a cabo la intervención con éxito. Nos perdimos la campaña de 2 años, pero nos había dejado buena impresión en su reprise. Es un caballo que tiene salud y mucha clase y hace mi trabajo muy fácil", explicó tras la victoria Agustín Pavlovsky el porqué de los seis meses fuera de las competencias de Sr Suffok, el potrillo al que tras la primera conquista en este nivel todos comenzarán a mirar con otros ojos.