Termina un año movido para el turf, al
compás del país. Para bien o para mal. Fue un año en el que se capearon
temporales y también se disfrutaron jornadas como las del Gran Premio
Latinoamericano, que se corrió junto con el Jockey Club, en un hipódromo, San
Isidro, que mostró mejoras de infraestructura; que volvió a ser huésped de
Carreras de las Estrellas. En Palermo, en tanto, se observa público joven,
nuevo en las carreras, en un fenómeno que merece atención porque excede a las
grandes jornadas del Nacional y el República Argentina.
En ambos escenarios, aún hay deudas con el
cliente de siempre, el incondicional, el que quizá por esto mismo se siente
relegado en la comparación con los “extra turf”, los que se entretienen en el
casino o van a tomar algo (una birra, si no provoca una rabieta) o a comer, sin
que les cobren la consumición por adelantado y antes de que lean el menú para
saber si les gusta.
Los conflictos, como viene ocurriendo en
los últimos diez años, giran en torno de los premios y los canales que los
alimentan. Hace una semana, una nutrida asamblea de la Asociación Unificada de
Jockeys y Cuidadores, cuyo secretario general es Matías Ferreyra, resolvió formula
una serie de solicitudes a las autoridades del hipódromo de La Plata, entre las
que se destacaba la de que el plazo para el pago de premios no excediera los 15
días; hoy, ese lapso es de entre 35 y 40 días. Además, por el voto de la
mayoría en esa reunión se solicitó un aumento en las escalas y se insistió en
la demanda por mejoras de infraestructura.
De todas formas, a los efectos de las
inscripciones, se registraron 134 para la reunión del martes 2 de enero y 101
para las del jueves 4, de manera que el llamado a no anotar fue parcialmente
desoído. En el hipódromo de La Plata las demoras en los pagos del fondo de
reparación tienen un efecto mucho mayor que en San Isidro, que mostró más
espaldas para soportar la situación, como ocurrió cuando dio a conocer que
compensaba con sus ingresos genuinos (por apuestas) el faltante de las sumas
que provienen de la recaudación de las tragamonedas bonaerenses.
En La Plata, en cambio, se sospecha que la
administración provincial distrae esa masa de dinero para otros fines, antes de
destinarlo a los hipódromos. Y hay que sumar a Tandil, Dolores y Azul y a
algunas entidades hípicas a los beneficiarios de un sistema que no debería
existir en una situación normal de la hípica, sin una lotería que juegue un rol
casi paternal. Y ya que estamos, ¿por qué los entes rectores del turf siguen
siendo las loterías?
El hipódromo de Tandil sufre sin
información
El jueves 21, la reunión de Tandil sufrió
una consecuencia indeseada pero consecuente con la realidad cuando REVISTA
PALERMO no llegó al hipódromo de la manera habitual, con su programa tanto en
la edición Blanca como en la Azul, donde acompaña la entrega habitual que
contiene la información de la jornada en La Plata en una edición especial.
¿Y por qué sucedió eso? Por una deuda que
el hipódromo mantiene con esta editorial que acumula cuatro meses. Sin
respuesta positiva de las autoridades del Club Hípico Tandil respecto del
atraso, REVISTA PALERMO optó por no publicar los programas de Tandil a la
espera de que el hipódromo se ponga al día.
Esta no es una decisión resuelta con dureza
por un pacto incumplido. Es la manera en que hay que enfrentar los conflictos,
como el del costo de los insumos: hoy, cuatro páginas más, con el costo del
papel y las dificultades para importar tintas, en dos ediciones, deben tener el
sostén económico imprescindible.
En Tandil, se estima que hubo una merma en
el juego superior al 90% debido a la falta de la información que provee Revista
Palermo. Como para que presten atención los que dudan sobre la incidencia de
esta publicación en el movimiento de apuestas o minimizan el hecho de que haya
inescrupulosos que medran escaneando e imprimiendo la Palermo Rosa y la Azul
para luego traficar con contenidos que generan profesionales del periodismo,
del diseño y de la industria gráfica, en una gravosa estructura.