No hay dudas que en la arena palermitana manda Holy Joy (Forrtify) entre los potrillos de la nueva generación. Nunca le sobra mucho pero en el final siempre muestra su clase como lo hizo esta vez al adjudicarse el Clásico Miguel Cané (G2-1600 metros), la antesala del Gran Premio Polla de Potrillos (G1-1600 metros).

Martín Valle lo trajo cerca de la punta, que fue propiedad de Estilo Propio (Fortify) hasta los albores de la recta. Ahí se hizo cargo el pupilo de Alfredo Gaitán Dassién, mientras por fuera intentaba arremeter Nooresh (Suggestive Boy) y por los palos lo hacía Oleguer (Equal Stripes), que finalmente lo escoltó desde medio cuerpo al cabo de 1’34”81/100.

Fue la tercera victoria en cuatro presentaciones para el nieto de Harlan’s Holiday, la segunda dentro del terreno jerárquico tras haberse quedado con el Gran Premio Montevideo (G1-1500 metros) el 1 de mayo. Es un potrillo guapo y clasudo que apunta bien alto.

Párrafo aparte para el escolta, un pupilo de Juan Franco Saldivia que no tuvo el mejor desarrollo y que rendirá aún más en tiros mayores, aunque, seguramente, volverá a ver a su verdugo en el primer paso de la Triple Corona.

Y otro para el padrillo Fortify, que pegó doblete en ambos cotejos para productos de la nueva generación. Sus descendientes lo están haciendo vivir otra temporada sensacional.