Las especulaciones antes de la carrera y sobre todo después del triunfo del hijo de Lenovo criado por el Haras Lomas del Meridiano, iban en una dirección y aseguraban de que esta vez al puntero no lo iban a dejar correr a la descubierta con libertad. Pero a la hora de la verdad el zaino salió a beber vientos tal como ya lo había hecho en sus anteriores tres victorias, y el escenario fue el mismo: el dirigido por Joaquín Cano, quien también lo entrena, salió al frente y estableció claras ventajas sobre el resto. Es que ahí radica la principal fortaleza del ejemplar, porque posee una velocidad natural tal que saca de ritmo a sus perseguidores. La pregunta es: ¿Qué pasará si alguna vez algún adversario sale a pelearlo? Pero esa respuesta quedará para más adelante

Lo cierto es, que en la recta pareció que Colifato Novo mermaba su accionar, pero en realidad se trató de una maniobra de Cano que le dio un resuello, para exigirlo nuevamente metros más adelante, a partir de los 300, y a partir de allí escapar de manera definitiva a todas las atropelladas.

Esta vez el entrenado en Villa Mercedes frenó por un mayor margen, 3/4 de cuerpo, a Academus, el mismo adversario al que venía de derrotar por 1/2 pescuezo en la carrera para los machos de la FEAR. Mientras que Acento Final ocupó el tercer escalón del podio a 1 1/2 cuerpo del escolta. Todo sucedió en 1'38''10/100.

Ese abrazo de Joaquín Cano con Néstor Funes, propietario del invicto; el beso del jockey al peón del potrillo, ese grupo de gente que acompañó al ganador en la foto. Todo fue la síntesis de un gran triunfo del turf del interior, de ese interior que tanto trabajo y sacrificio aporta a la actividad central, y el que encontró en la figura de Colifato Novo a su mejor embajador y, al cabo, al sueño hecho realidad.