La hípica en la Argentina, específicamente las carreras de caballos, tiene escasa fanaticada de relevo. Es casi atípico ver a personas de las nuevas generaciones sentirse atraídas por el “deporte de reyes”, haciéndose cada vez más cuesta arriba la captación de la juventud para mantener encendida esa llamarada de pasión que se transmitió entre tantos a través de los años. 

En el caso de Camila Lamuta, quien no proviene de una familia netamente ligada al hipismo, se despertó el interés por conocer un mundo distinto al acostumbrado para chicas de su edad, por supuesto, con la semilla sembrada por su padre, Jorge, burrero que la llevó a conocer el hipódromo de San Isidro cuando era una nena. Pero todo quedó ahí hasta que varios años después, “el negro”, como lo llaman los de su círculo cercano, compró a Best Million en el fatídico año en el que arrancó la pandemia, dándole la noticia a sus hijos quienes prácticamente no entendían nada del tema. A partir de ese nuevo contacto que se dio el miércoles 26 de febrero de 2020 con la victoria del vástago de Indy Point en la arena norteña, nació en la abogada de profesión ese sentimiento indescriptible, que fue potenciándose con el transcurrir de las experiencias vividas.

 

Brasil, el gigante de Sudamérica que con su alegría, cultura y movimientos populares atrapa a muchos argentinos, fue la inspiración que tomaron los Lamuta para bautizar a su caballeriza, dándole el nombre de una de las favelas más grandes de la región, ubicada en la zona sur de Río de Janeiro. 

“Nos gusta mucho el país, así que decidimos hacerle alusión con nuestra caballeriza. Me encargué de realizar el diseño utilizando los colores de la bandera, agregando tres líneas que representan a mi padre, mi hermano Lautaro y a mí. Sumé el rayo porque transmite velocidad y poder, cualidades que tienen los caballos”, comentó la propietaria de 26 años, quien hizo énfasis en tener que añadir una línea más porque ahora tiene una hermana pequeña, queriéndola involucrar en la actividad desde temprana edad. 

Para ninguno es un secreto lo complicado que es obtener resultados, haciéndose inversiones que rara vez se recuperan, lo que termina de definir que la pasión es el factor principal que mueve a la enorme industria del turf argentino. Podemos verlo reflejado en este caso, pues, los de La Rocinha, siendo propietarios nuevos, se mantuvieron al pie del cañón sin importar la sequía de victorias, teniendo que esperar casi dos años para reencontrarse con el triunfo. 

“Es difícil ganar. Sin embargo, apostamos a esto porque para nosotros representa una desconexión a lo cotidiano. Desde el 2022 no cruzábamos el disco, hasta que recientemente Star Empire nos brindó una nueva emoción. Pienso que la motivación que mi papá ve en mí fue la causa para no largar todo, porque cada día estoy más adentrada con esto”, sostiene Camila. 

El Centro de Entrenamiento del Hipódromo de San Isidro es uno de los lugares donde Camila más disfruta de la actividad, porque mediante lo que ve a diario, adquiere múltiples conocimientos y vivencias que potencian su amor por los puros y por la gente que los rodea. 

“Pasamos por varios cuidadores hasta que llegamos a Pablo P. Sahagian. De a poco se fue formando la amistad y conociéndolo me brindó la posibilidad de acompañarlo en la cancha. Desde el año pasado comencé a ir muy seguido porque me siento a gusto, cómoda, y eso se lo debo a la cercanía y el cariño que tengo con el turco. Me fascina conocer a los caballos, observar los entrenamientos que realizan y el cuidado que les dan. Es una emoción distinta”, señala Camila.

A raíz de sus visitas cotidianas al predio, Jorge la apodó “la entrenadora”, debido a que está al tanto de todo lo que ocurre con la caballada. “Estoy muy mimetizada. De tanto estar ya los conozco, sé cuáles son los trabajos que harán, cuáles carreras correrán, incluso, cuál es la sangre que tienen”, enfatizó. 

Para Cami, lo que más le atrae del nicho es que “todos somos tan distintos, con diferentes historias, pero el esfuerzo que hacemos en conjunto, nos motiva a mantenernos unidos. Hay muchos sentimientos que no vi en ningún otro ámbito. Se trabaja duro en pro del objetivo y se ponen en práctica valores como la bondad, el compañerismo y el respeto”. 

Desde su punto de vista: “los jóvenes pueden enamorarse del turf si ven más que una carrera. Tienen que conocer lo que hay detrás. El proceso para llegar a la competición. Si cualquier chico tuviera la posibilidad de observar lo que sucede desde la crianza del caballo, la forma en la que viven, en la que entrenan, se fascinarían con este mundo. Desde que tuve la oportunidad de apreciar más de cerca el acontecer, aluciné”.

Con dos pupilos en training, Star Empire y Red Camila (que debuta este domingo en San Isidro), un potrillo en el campo y otra yegua que será servida por Ivar, la gente de La Rocinha vive con fervor el hermoso deporte de las carreras de caballos, ámbito en el que no hace falta tener una cantidad diferencial de exponentes, ni las mejores genéticas, ni los más reconocidos profesionales para alimentar la inefable pasión que a muchos lleva a tocar el cielo con las manos.