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“Es importante transmitir la hípica a la gente joven y la ausencia radica en la falta de motivación”
Nicolás Nappe, propietario de As de Picas, encontró en el turf su cable a tierra y descubrió una hermosa pasión que desea llevar a otros
Inyer Yosué
31/08/2024
Colorido, adjetivo perfecto que encaja con su personalidad, esa que todo el tiempo irradia alegría, complementada por una bondad tremenda que lo convierte en persona muy querida por su entorno. Y quienes lo conocen, quienes mantienen cercanía en el día a día, saben precisamente de qué hablo. Nicky, como lo llama su madre Lali, se encarga de que todos se sientan bien. Brinda momentos de felicidad cuando más se necesitan y cuando no, también, porque de eso va su esencia.
Se autodenomina un burrero nato, y basta con apreciar su algarabía cuando uno de los suyos está por cruzar el disco, o sus frustraciones momentáneas cuando no se logra el objetivo, lo que definitivamente confirma ese concepto que tiene de sí mismo.
As de Picas
Desde muy chico se mantiene ligado a la actividad, pasión que heredó de familia, principalmente de su abuelo, que tuvo caballos de carreras y siempre lo acompañó junto a su papá, Lalo, quien en la actualidad es su mejor aliado dentro del rubro.
El sueño de su padre era tener un campo con animales, y logró cumplirlo gracias a un torneo de póker que ganó mientras guardaba reposo por un accidente que tuvo en la costa. Se llevó el campeonato con un As de Picas.
“A partir de ahí comenzó a crecer todo. Cuando se compra el campo en Villa Paranacito conocimos al Cholo, tío de Cristian Doello, a quien llegamos tras enterarnos que era entrenador. Probamos con una yegua regalada, arrancó el entusiasmo y nos fuimos metiendo de a poco con el tema del turf, sin conocer prácticamente nada de la movida que había por detrás. Al tiempo, mi viejo ganó otro torneo y construyó la casa en el lugar, la chacra”, comentó Nicolás Nappe.
Con la curiosidad que lo caracteriza desde chico, también se interesó por el póker, y a través de los años fue creando un perfil competitivo que lo impulsó a ganar su primer campeonato presencial en Las Vegas, y por esas cosas de la vida, si puede decirse así… ¡También lo remató con un As de Picas!
Si hay un caballo que represente a la caballeriza, ese es Tooru, descendiente de Lizard Island que por el momento ha otorgado las mayores satisfacciones a su gente.
“Existe algo especial con el tordillo. Desde el principio sentí como que era mi abuelo. Le hablo y de una u otra forma me devuelve lo que pienso. Torito es el caballo bandera de nuestro stud, pero de todas formas aceptamos a las nuevas promesas. Todos son importantes”, enfatizó el yerno del “Puma” Sarati.
Efusividad
Sus gritos pueden escucharse a leguas. Faltan 600 metros para la meta y él ya arranca con su faena vocal, acción que incluso en muchas ocasiones lo deja sin voz.
“Es único. Como siempre digo, cada carrera es mi cancha de fútbol. Yo hincho por mis caballos como si fuera la última que van a correr. No tengo vergüenza en demostrar lo que siento. Me nace. Me sale así. Tengo la sensación de que si le meto garra y grito más fuerte, pueden ganar. Es como un empujón y me genera más confianza, aunque la carrera sea brava”, señaló Nappe.
Dar a conocer la actividad
La generación de relevo siempre será tema de conversación. La que todos soñamos con que esté en las tribunas, que sepa apreciar la actividad de la forma indescriptible con la que los burreros de antaño lo hacen.
Con respecto al tema, Nicolas sostiene: “He metido a muchos de mis amigos en el turf. Quedaron fascinados. Hace poco llevamos al novio de mi sobrina a las carreras, un pibe de 15 años, y le gustó mucho, hasta el punto en el que le comentó al padre que quería un caballo. Es importante transmitir la hípica a la gente joven y me parece que la ausencia radica en la falta de motivación, porque rara vez se da a conocer la preparación previa, que puede ser un valor agregado para cautivar. Le mostré a este chico la rutina desde que la yegua llegó al box para ensillarla y alucinó”.
Rituales pre G1
Aunque por ahora no ha conseguido triunfar en la máxima escala, pudo participar en varias contiendas en el mayor de los niveles. Los días antes de la competición, habla y habla de lo que puede pasar en pista.
“Hay mucha ansiedad. Siempre con nervios. Trato de disfrutarlas al límite porque son carreras difíciles de correr. Me pongo un traje, cosa que no haría un día común, y voy con la fe volcada en las posibilidades que hay para ganar. Uso un prendedor de un caballito de oro que me regalaron mis abuelos y con eso estoy”, confiesa Nicolás.
Le gustaría ganar el Gran Premio San Isidro (G1), en el que probablemente Tooru vuelva a estar en gateras dentro de poco, o el Gran Premio Joaquín S. De Anchorena (G1), precisamente por el tipo de caballos que ha tenido, esos como Kohinoor y el mencionado tordillo, que lo condujeron a vivir la emoción de concursar en las mejores pruebas de la especialidad.
Su mejor carrera: el amor
“La corrí y la gané”, admite con su risa nerviosa. Relatando que “va todo un poco de la mano. Siento que mi abuelo mandó a Yani para cruzarla en mi camino. La única foto que conservo de él, es justo una donde también aparece mi suegro. Algo muy especial que no puede ser ninguna casualidad… compartir la misma pasión con tu esposa tiene un condimento diferente, que con otra persona no sería lo mismo. Encontrarla a ella fue lo máximo. Es súper compinche, disfruta de lo mismo y está desde muy chica en el mundo del turf. Siempre estamos conectados por algún lado”.
Ambos con una herradura tatuada en la muñeca derecha, sin ni siquiera conocerse, comparten una conexión que a simple vista se consolida con los días, herraduras del buen augurio que también llevan en sus anillos de casamiento.
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No es ningún secreto que para muchos inversores en la hípica argentina la retribución es escasa, y a pesar de eso, los Nappe nunca pensaron en largar lo que tanto les divierte.
“Hemos tenido malas rachas, que parece que no vamos para ningún lado, pero siempre apostamos en insistir. Esto no deja de ser un juego. Hay que tener conducta. La pasión no se cambia por nada. Nos mantenemos por la satisfacción de ver a nuestros caballos correr”.
Para estos días cuentan con ocho equinos en entrenamiento, divididos entre Roberto Andrés Pellegatta y Pablo Pedro Sahagian. Además, la caballeriza tendrá en breve su propio stud en el Campo 2.
“Queremos dar a los trabajadores las mejores condiciones para laburar, cuidando hasta el más mínimo de los detalles. Que todo sea funcional para la gente que invierte gran tiempo de su día a día en esto. Merecen lo mejor”, concluyó uno de los propietarios jóvenes que tiene nuestra actividad.
Foto1: Gratitud y conexión con Tooru tras la victoria
Foto2: Momentos previos a un G1 junto a Yanina Sarati, su esposa
Foto3: Compartir con parte del equipo de trabajo que atiende a sus caballos
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