Se gana el título de decano, dentro de una sociedad, entidad o establecimiento educativo, aquella persona más antigua y que atesora los conocimientos, la experiencia y la sabiduría necesarios para alcanzar esa calificación.

Y dentro del turf y en el rubro entrenadores, Eduardo Tadei (82) puede ser considerado un decano, porque reúne tales condiciones y, además en su metier, puede dar cátedra a las nuevas generaciones que intenten seguir sus pasos en el difícil y apasionante arte de entrenar un sangre pura de carreras.

Aunque el domingo es una jornada de descanso, de todas maneras el querido “Lalo” dio cátedra con dos de sus pupilos, Mezzopiano y Cyboogie; ejemplares con los que se alzó con los clásicos Italia (G3) y Chile (G2), y con los que el experimentado cuidador porteño se ilusiona con animar los grandes cotejos por venir.

Tal cómo se aguardaba, para Mezzopiano resultó un trámite alzarse con una de las dos pruebas estelares del domingo en Palermo, y Tadei vertió sus conceptos sobre el representante de la caballeriza Etoile, perteneciente a la familia Di Nucci: “Mezzopiano en muy buen caballo, ha hecho una buena campaña y perdió un par de carreras sólo de mala suerte. Lo importante es que él responde plenamente en cada prueba, como volvió a hacerlo en esta ocasión”, se explayó el profesional porteño acerca del hijo de Daddy Long Legs con el que, a pesar de que se trataba de un lote de sólo cuatro participantes, tomó los recaudos del caso: “Todo el hipódromo sabía que Preston Boss iba a correr adelante, y entonces el mío tenía que controlarlo para que no se disparara. Y eso es lo que hizo Kevin (Banegas), porque salió a buscar al puntero para no dejarlo florear”, destacó el trabajo del jockey bonaerense que condujo por primera vez al criado por Inversiones ElTurf S.A.; un jinete con el que ganó muchas carreras y el que seguramente, si así lo disponen sus propietarios, seguirá dirigiendo al zaino.

Respecto del futuro del titular de 5 victorias en sólo 7 salidas, el entrenador que peina canas adelantó: “Posiblemente vayamos a correr al pasto la Copa de Oro, pero eso está por verse y dependerá de si nos dejan conocer la pista de césped. Creo que eso sería lo sensato y de esa manera, los que no conocen la superficie tenga la oportunidad de conocerla para estar en igualdad de condiciones con los que sí la transitaron”.

La Copa de Oro, justamente, sería el trampolín a una carrera que todavía falta en el currículum de Tadei y es nada menos que el Gran Premio Carlos Pellegrini (G1): “La perdí en 2000 con Tapatío -ganador del Cané, Martínez, Casey y Nacional- ante Guarachero; ese día le pasó de todo en el desarrollo. Es una victoria que me está faltando y me gustaría alcanzarla”, afirma el hombre que, con 82 años, los mismos que lleva en la actividad, aún conserva la ilusión de un joven.

Respecto de Cyboogie, la otra heroína que Tadei atesora en el stud, el domingo significó un intercambio de emociones para el preparador: “La vi perder primero, pero luego la vi ganar. Las carreras son así, y te regalan esas emociones cambiantes. Ella como de costumbre puso corazón y fuerza, y Emiliano (Siniani) la conoce muy bien. Ambos están bien amalgamados desde hace un tiempo”, asegura y agrega: “la Copa de Plata (G1) es una carrera que está en el radar, pero antes de tomar una decisión lo a voy a charlar con Charly Menditeguy porque para mí la única manera de decidir qué competencia animar es con la anuencia del propietario”.

Con respecto a los propietarios, “Pelota”, otro de sus apelativos, no quiere dejar la oportunidad para “resaltar el enorme esfuerzo que hacen para mantener la actividad. Por eso y aunque soy consciente de que el turf está inmerso en la misma crisis económica que el país, me gustaría que aumentaran los premios para que ellos desquiten la inversión que realizan permanentemente”.

Tadei es, junto con Roberto Pellegatta (83), uno de los representantes de la denominada “vieja guardia” que disfrutó de los años dorados del turf argentino y que hoy sigue haciendo camino al andar en una época con menos brillo. Pero con quienes siempre da gusto hablar porque son una especie de libro abierto; viajeros en el tiempo que transitaron varias décadas volcando sus conocimientos a quienes se animen a seguir sus pasos.

Después de haberse criado en un stud, y de haber transitado por todas las facetas ya que fue peón vareador, jockey, entrenador y propietario, Eduardo Tadei disfruta de cuidar a dos de los buenos ejemplares del momento y asegura que sigue gozando del turf: “Porque siempre te da una respuesta distinta, no es estructura. Trabajamos con seres vivos y todos los días están diferentes. Los caballos a su manera hablan, y lo hacen con el movimiento. Y hay que saber interpretarlos”, concluye el hombre que volvió a dar cátedra, y sin importarle si era un día hábil.