Después de que REVISTA PALERMO publicara las declaraciones de Wilson Moreyra tras la rodada y en las que aseguraba que "Mi caballo rodó porque pisó un pozo que está ahí desde hace bastante tiempo", y posteriormente la desmentida de Federico Spangenberg, gerente hípico del escenario porteño, que manifestó que "La cancha está bravona y puede ser que no todo lo prensada que ellos querrían, pero nosotros estamos haciendo todo el mantenimiento necesario", se agregó un nuevo capítulo a la discusión cuando el hipódromo envió un veterinario al stud de Daniel Marsiglia Lalinde el día posterior a la rodada y para realizarle una endoscopía al ejemplar Capellini, con el objetivo de descartar que la rodada no se haya producido por un sangrado: "Por referencia de un palafrenero que agarró al caballo tras la rodada y contó que le habían visto sangre en el hocico enviaron un veterinario y le hicieron una endoscopía para constatar si había sangrado y por supuesto que no. La sangre que tenía fue producto del impacto contra el piso. El caballo se lastimó la lengua, el paladar e incluso tiene raspones en otras partes del cuerpo", explicó el cuidador y acompañó sus dichos con un video del ejemplar con peladuras en diversas partes: "Lo que más bronca me da es que hayan querido echarle la culpa al caballo, cuando en realidad y como afirmó Wilson (Moreyra) el accidente se produjo porque el caballo pisó un pozo", aseguró y sostuvo sus palabras con una fotografía del pozo sacada segundos después de la rodada y con Moreyra aún en el piso, y otra sacada hoy a la mañana en la que se nota perfectamente las dimensiones del hueco en la arena ubicado entre los 850 y los 800.

El mantenimiento de la pista de arena fue uno de los temas que motivó varias reuniones con los dirigentes de Palermo durante la cuarentena en las cuales los profesionales expresaron su preocupación. Otro reconocido entrenador contó un detalle interesante: "Para compactar bien la pista hace falta un rolo que tengo entendido Palermo no tiene y por el cual, me comentaron, hubo acaloradas discusiones. Incluso se llegó a hablar de alquilar uno, pero finalmente no lo hicieron. Otro tema es que están trabajando con la cantidad mínima de gente para el mantenimiento de la cancha y, además, quien sabía hacer ese trabajo, que es casi un arte, ya no trabaja más".

Mientras que Wilson Moreyra se recupera en su casa de una fractura en la muñeca izquierda por la cual le colocaron un yeso y Capellini hace lo propio en su box, llama poderosamente la atención que tras lo sucedido, que no fue una tragedia de milagro, la Gremial de profesionales no se haya expedido al respecto y en defensa de sus representados. Como si nada hubiese pasado...